Buscar este blog

domingo, 6 de noviembre de 2011

Decálogo del buen viajero

  1. Lo esencial es invisible a los textos  o  Todo sujeto es tácito

  1. Un buen libro es el producto inestable de un soliloquio más o menos mudo en diálogo infecundo con un lector más o menos sordo

  1. Un buen libro nace clásico, crece viejo

  1. Toda palabra debe hacerse respetar, incluso antes de merecer el respeto

  1. Una camisa sabiamente escurrida a mediodía deja un curioso charco sobre el barro. Ese poco de agua sucia se llama literatura. El resto se llama camisa.

  1. De la pena la savia, nunca la pena

  1. Entre la libación y el mordisco existe la misma distancia que entre la mariposa y el chancho

  1. Un pájaro hermoso desciende siempre de un pájaro hermoso, o de una cabra

  1. El olvido es la única moral exigible a un artista

  1. Hacen falta litros de sudor para dar con una gota de perfume

  1. No suena igual el viento sobre un junco que sobre una cuerda de arpa

  1. Ningún genio ha abandonado una lámpara que no haya sido mil veces  frotada

  1. Hay puertas que se abren golpeando ventanas

  1. La labor de la lima debe ejercerse primero sobre la propia lima, luego sobre el hombre que lima, y finalmente sobre el hierro, aunque ya casi no haga falta

  1. Sólo la amnesia produce nuevos textos

  1. Todo nombre propio fijado en un libro es el seudónimo presumido u olvidadizo de la historia de la literatura

  1. La mayor literatura tiende a la ciencia 
  2. Desnudos somos menos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario