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lunes, 29 de septiembre de 2014

los caballos


era un caballo
hablar no sabía
casi nada
pastar pero a solas
su crin despareja flameaba si había viento
solo
no si no
con el cuello buscaba una sombra
abajo
quién sabe si sabía que era su sombra la que lo arriaba
lejos
de su boca asomaba el pasto
al mascar
ruido a campo se oía
le vibraba el cuerpo si había mosca
usaba la cola
hablar no sabía
casi nada
trotar pero a solas
era un caballo
dicen
eso lo salvó de muchas cosas

miércoles, 24 de septiembre de 2014

todo lo que pasa


pasa el tiempo
el caballo que por sí mismo galopa perseguido
suda
y el tiempo pasa
el hacha levantada por el brazo sudoroso allá en el aire
cae
y el tiempo pasa
el aire se ha vuelto oscuro y en el monte no hay casi nada
iluminado
aquí las cosas como siempre
rubias
el hacha caerá en el aire contra el aullido del monte sobre el pecho de un caballo
ido
y el tiempo pasa
sin embargo
y yo escribo

lunes, 22 de septiembre de 2014

lejos, a mis 34


he conducido ya más automóviles que caballos
he asistido a menos puestas de campo ya que en la ciudad
he procurado seducir ya a más peatones que jilgueros
he respirado menos bosta ya que perfume que quien sabe si fue francés
he leído más libros ya que huellas de idos terneros
he andado menos descalzo ya que en zapato y pantalón
la tierra, pienso, el pie, me ha quedado lejos, ya
sin embargo
de a ratos me nace un grito
o aullido
que busca ser cimarrón...
claro que la ciudad tiene sus modos
y entonces un silencio que fue prometedor se calla en la nítida palabra 

domingo, 21 de septiembre de 2014

sábado, 20 de septiembre de 2014

las cinco leguas


una vez
hace ya tiempo de esto
fui a caballo hasta un campo vecino
empecé esas cinco leguas al comienzo de la caída del sol
fui despacio
llevaba dos yeguas
en una volvería yo
al día siguiente
en la otra pepe
el peón del campo
llevábamos las yeguas para arriar al día siguiente una hacienda
así que anduve
alternando el paso y el galope
por esos campos pampeanos
solo
era verano y el sol no andaba apurado
al día siguiente volvimos a ir
pero en camioneta
y volvimos
al campo nuestro
esta vez con la hacienda que traíamos de vuelta
es decir que al día siguiente yo estaba en el mismo lugar
que en el día anterior
en el mismo campo
los mismos caballos
los mismos alambrados
un similar atardecer
alguien
recuerdo
yo creo que sin malicia
me preguntó adónde había ido
no recuerdo mi respuesta

viernes, 19 de septiembre de 2014

hybris


en el campo de mi abuelo materno había un guardaganado
el ganado sabía que por ahí no debía pasar
nunca sabremos si lo lograrían
pero ellas veían un límite ahí que no intentaron nunca franquear

había también bandadas numerosísimas de cotorras
nidos grandes colectivos o promiscuos...
las cotorras no procuran el canto
el árbol que las soporta se resigna también a sus gritos

estaban también los teros, claro,
pero esos andaban lejos y nunca fueron parte de nuestras vidas

sí en cambio los chimangos
parados en vigilia como estatuas inminentes en el poste grueso del alambrado
las lechuzas que te miran sencillamente
el bayo lentamente ciego que quiso domarme y no tuvo tiempo el abuelo



a pesar de estar cerca del agua, las garzas,
no nadan ni se zambullen

había naranjos en el campo
y un ombú de raíces como asientos

había un tanque australiano
que le habíamos sustraído al ganado

y el ganado no se acercaba
estaba libre el camino pero no se acercaba

las vacas, pienso, no sufren de hybris

lunes, 15 de septiembre de 2014

el reino


y el camino de los mistos me llevó al árbol de mora
y el camino de la mora me llevó al olor de la cicuta
y el camino de la cicuta me llevó a las ruinas de la casa
y el camino de la casa me llevó al sabor del eucaliptus
y el camino del eucaliptus me llevó al borde del monte
y el sentido del borde me llevó al centro del monte
desde ahí escribo estas líneas
todos los caminos, pienso, conducen al centro del monte