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martes, 18 de noviembre de 2014

El jardín de senderos que se interrumpen

a Borges, el mejor de todos

mientras fomento desde lo alto que la yerba suba y crezca
mientras disimulo la tristeza con la luz oblicua y blanca que de la ventana aclara
mientras me lleno las manos de letras que se inyectan no sin magia en lo blanco de una pantalla
mientras observo un destino posible para todo lo que se va
mientras me invento un pasado demasiado hermoso para haberlo perdido
mientras ya no espero la brusca luz
mientras gotea del otro lado de mí una canilla involuntaria
mientras pienso sin querer que pienso sin querer y sin saber lo digo para nadie
mientras la aguja de mi muñeca me indica una sólida inminencia
mientras crece en la ventana un olmo nuevo y los cables pasan
mientras queda muda mi inocencia y ya me escucho la verdad sobre el poema que adolece
mientras toda vanidad se cae ante la evidencia inolvidable de la propia medianía
mientras ya no hay regreso
miro este jardín de senderos que se apagan
miro a un hombre que lo fue todo de un tirón y lo releo
miro su jardín y ya no espero el mío
sólo un poco de yerba circular que crece ante el énfasis calculado de una mano que se eleva, vuelve y se vuelca

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