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sábado, 16 de junio de 2012

El mero hombre

Exegi monumentum aere perennius
Horacio

Píntame un árbol que no envejezca
Víctor Heredia

Ayer, un alumno me preguntó por la diferencia entre un artista y un mero hombre. Yo le conté que días atrás, Clara, mi hija, había pintado con crayones de color el sillón blanco de casa y que a mí se me había ocurrido, como reacción, retarla, decirle que eso no se hacía y esperar a que me lo repitiera para quedarme tranquilo acerca de la comprensión o incorporación del mensaje. Dije después que, según había leído, una nena llamada Daniela, de apellido Heredia, había hecho una cosa semejante con los muebles de su casa tiempo atrás, y que a su padre, artista, se le había ocurrido crear una canción para hablar de la rara alegría que la raya despareja en un mueble puede producir en un hombre, pero también de la incapacidad de un niño para entender la idea de caducidad o, lo que es lo mismo, en la capacidad de su hija de creer en la eternidad.

1 comentario:

  1. Bello, tierno y, aunque resulte cursi, con final feliz. Me gustó que no la retaras.

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