A veces siento que la realidad se me viene encima,
¿sabés?,
seguro que lo has sentido,
que la realidad es más grande que yo
(y sin duda lo es),
no sé,
las alacenas de la casa,
los bajomesadas,
el piso de la habitación,
la ropa en el canasto,
la ropa en el cuarto,
la ropa en el tendal,
los pelos caídos de los gatos
en el suelo,
mis alumnos,
no te miento,
los directivos de la escuela,
los papeles, el auto,
todo eso,
el polvo en los libros,
las cuentas sin pagar,
todo, todo se me vuelve encima,
como un ser gigantesco y sádico,
y yo que soy como un niño,
un niño con una guitarra y un teclado para escribir,
yo que me recluyo en los versos que recuerdo,
(creer que un cielo en un infierno cabe,
por ejemplo,
de Lope,
o cualquier otro),
en los misterios de lo metafísico,
de la psicología,
de la música,
en las cosas que no descifraré nunca,
tal vez,
en los robles de la plaza,
en las cotorras altas de los eucaliptos,
en la lluvia si llueve,
en el sol en un día de sol,
en una mujer que recuerdo sin odio,
en el amor,
también, claro,
en la magia mecánica del ajedrez,
yo, digo, que soy como un niño,
y la realidad es tan grande,
tan excesiva,
tan contundente,
tan redundante,
tan innegable,
yo que a veces pierdo el habla,
¿sabías?,
que a veces sólo sé que tengo sed,
deseos,
miedo,
yo que soy feliz en el agua,
creéme,
porque me gusta el agua, claro,
pero también
porque el agua es el reparo del mundo,
que está seco, que es áspero,
que raspa,
que no puede fluir,
me reparo en el agua, decía,
en el cuerpo y la armonía del cuerpo,
en la piel y los calores del cuerpo,
en lo simple,
lo animal en el cuerpo,
o lo imaginario,
si pienso
(aunque casi nunca pienso si nado),
y estoy a salvo, digo,
amparado de lo seco del mundo,
en esa humedad que me envía de nuevo a la especie,
un poco,
que me guarda,
eso es,
que nos guarda,
es que hemos aprendido a crear otros mundos,
¿no te parece?
acá,
que no es necesario salir,
¿no sentís muchas veces agobio,
cansancio,
insatisfacción?,
¿no sentís el absurdo de todo,
la insensatez,
el vacío de todo?,
¿no creés que podamos resguardarnos de todo ahora mismo,
ya,
en este momento,
mirando ese sauce,
¿por qué no?,
la flor de una magnolia,
en la plaza San Martín,
los cardos en el campo,
los teros que gritan asustados,
es que a veces siento que vamos a morir de realidad,
¿sabés?,
de cultura,
cómo decirlo,
de seriedad,
¿se puede ser tan necio
de confundir lo real con un trozo de vidrio,
con una indigestión a la tarde
o un cartel en la calle que restrinja la velocidad?,
¿no creés que es preciso volver un poco a lo animal,
al perfume,
al sabor de lo animal,
treparnos a un árbol,
sin orden,
o pulverizar nuestros ojos en él,
como dijo alguien,
escribir como escriben los peces,
reír como ríen los peces,
contemplar la mañana como peces,
estar juntos otra vez como si fuéramos peces?,
¿no creés que lo peor ya pasó?,
¿que la realidad es una pesadilla de la que estamos
despertando?,
¿que nada de esto es tan cierto?,
¿no cierto que no?