Todos vimos en el cielo
la luna blanca,
como una inmensa moneda
de porcelana.
Todos alzamos al cielo
nuestras miradas,
y éramos tan pequeños
y ella tan alta.
Era blanca la llanura,
los sauces blancos,
blanco el velo que la noche
bajaba al campo.
Era blanca la laguna,
caminos blancos,
blanco el brillo de las hojas
de los duraznos.
Y todos fuimos
creyentes
de ese milagro,
la luna estaba
extendida
por todo el campo.
Como un alba a medianoche
trajo la luna,
una mañana sin aves
en la laguna.
Una mañana en la noche
en pleno cielo,
pudimos ver nuestra sombra
quieta en el suelo.
Pudimos ver nuestras caras
blancas de asombro,
la hierba blanca y la blanca
luz en los otros.
Y es un mundo transparente
lo que miramos,
es de noche y amanece
en todo el campo.
Y todos somos
creyentes
de este milagro,
está la luna extendida
por todo el campo.