Y de nuevo a la noche soñó que era un pequeño punto caminando a
tientas entre hermosas figuras geométricas. Caminaba a solas, por afuera. Y vio
triángulos exactos, y vio cuadrados equivalentes, y vio hexágonos imponentes, y
hasta círculos imposibles e indistintos. Caminaba a solas y a tientas, como
creía ya haberlo dicho. Caminaba por afuera. Pero una vez inesperadamente un gran círculo le mostró
sus puertas. Y sin dejar nunca de temer, el pequeño punto que era él la empujó
apenas y una puerta se abrió. Y fue horrible. Es que detrás de la puerta había
otra puerta, y detrás la puerta había otra puerta, y detrás... Y así y todo
no cesó hasta el final. Y al otro lado de la última puerta estaba él, como lo esperaba, punto errante
en paisaje de esferas, caminando por afuera, a solas y a tientas, como creyó
haberlo dicho ya en otro sueño.
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sábado, 31 de agosto de 2013
jueves, 29 de agosto de 2013
El Gran Pedro Pan
La arena es el lugar donde se dirime la infancia.
No se sale de la niñez si no se nos llenan los labios de
arena.
La arena es el sitio en donde una vez peleó el gran Pedro
Pan.
Y perdió.
Hay una arena subalterna, claro, pero increíblemente falsa.
Entrar en la arena es enterarse de que somos mal que nos
duela verdad.
Y perder.
Hay una arena en cada calle, en cada escuela, en cada circo.
Pero hay un circo para evitar hermosamente la arena de una verdad.
Allí vive el pobre, el gran Pedro Pan.
Trepa a los lugares más pequeños de la torre para que lo
aplaudan desde abajo.
La arena le ha quedado chica de tan lejana.
domingo, 25 de agosto de 2013
Las hojas
estancada como un musgo en el estanque nuestra hoja
se resiste a algún rescate
se vincula a la cal ruin de las paredes
se resigna a despoblarse de todo fruto maduro o presente futuro
yace
ennegrecida por el sedentarismo del tiempo
queda
nómade su viento siempre el mismo y es el propio
viento
hay una cosa en su dibujo que me recuerda un circo
será por el círculo
será por la arena que se pisa y se traslada con el circo
quieta
porque la vida de la hoja es cada vez menos dudosa
porque la muerte de la hoja es cada vez menos sedosa
cree
me pregunto si cree cuando baila lentamente en las aguas
impotentes
crea
me pregunto si es la hoja que dejamos hace mucho
tarda
me pregunto si respira
si le es preciso o así se basta
así se basta
será mejor quererla como un niño indiferente
callado o ciego
insólito o mudo
a dónde llegaremos caballito
a dónde llegaremos si este viento que nos sopla nos encierra
cada vez menos sincero y más ausente
y un jilguero que te espera en el futuro
sábado, 24 de agosto de 2013
En la ciudad geométrica
a un escritor platense
en la ciudad geométrica la flor
despareja
asesina
más que una estética un silencio
devuelve una huella
una desolación
quita la flor insegura la calma
la pacificación
a degüello de una discrepancia
de un corazón
quita la flor desavenida la astucia
de matar a escala
de matar sin alas
pero también de matarte a vos
jueves, 22 de agosto de 2013
La poesía. Un amor incomprensible.
Hubo una seria tradición medieval, en el ámbito de la
literatura en lo que a estos esbozos competen, consistente en el interesado
oscurecimiento de los materiales, a fines, se decía, de combatir el ingreso de
legos al campo sacro. Una suerte de puente levadizo en alza, elevado en
vertical sobre unos fosos en cuyas aguas los meros hombres del pueblo se
ahogan, o a cuya vista se asustan y resignan.
El procedimiento de oscurecimiento de la materia divina
podía consistir, y a menudo en ello consistía, en la inversión, gradualmente
intensificada, del orden convencional, natural, o al menos más legible de una
frase. Este hipérbaton ascendentemente reforzado llegaba a los límites de lo
ilegible. Se preservaba así, como un cofre provisto de duras llaves, un
significado reservado sólo a aquello quienes tuvieran el tiempo, la necesidad,
la vocación o el entrenamiento para encontrar las claves y el posterior
desciframiento.
Había allí, como se ve, una claridad abrumada, una luna
velada, adrede, por procedimientos identificables, discernibles y explicables.
Pero me interesa más aquí el concepto de la claridad
subyacente, la luna clara detrás del velo de nube, que los procedimientos de
oscurecimiento, la voluntariedad de dichos trabajos, o los móviles que a ellos
han llevado.
Quiero decir que me interesa el concepto de lo reductible de esa oscuridad, de esa
dificultad. Quiero nombrar esta trama como la
complejidad reductible, más allá de procedimientos, intereses o móviles.
Pienso en ciertos poemas de Góngora, de Quevedo o incluso,
para venirnos mucho más acá, de Lorca o de Girondo. En muchos versos de estos
poetas hay una evidente, pero, en un sentido, superficial complejidad. Y digo
superficial y no es peyorativo el término. Digo más: pretende ser meramente
descriptivo. Con esto quiero decir que en estos textos a los que me refiero sin
nombrar (pero podríamos pensar en las Soledades,
en los Veinte poemas..., en ciertos
tramos del Romancero gitano, etc.)
existe por lo menos una capa de claridad por debajo de las otras que nos
enturbian o nos atarean el sentido.
Pero podría pensar también en autores en prosa como Borges,
en cuyos textos más ricos encontramos estas capas que nos ralentan la lectura,
que la densifican o la divierten, pero que no niegan o borronean el sentido. La
larga erudición, la intertextualidad, las citas en latín, los textos apócrifos,
etc., pueden dejarnos por fuera de algunos niveles de lectura, pero no resistir
un sentido perfectamente racional del texto.
Se trata, insisto, de una complejidad que, operaciones de
inteligencia mediante (como la de entender que cuando Girondo dice dados dice
casas, cuando dice velo de novia dice redes, etc.) es pasible de ser
clarificada. Y eso porque existe, en efecto, una cosa diáfana a la que, capa
tras capa, podemos ingresar.
Pero existe otro tipo de complejidad a la que me gustaría
llamar irreductible. Pienso, en
principio, y de manera más o menos obvia, en Rimbaud. No quiero decir con esto
que Una estación en el infierno, pongamos
por caso, carezca de sentido, no. Lo que pretendo significar es una trama que
no se puede pensar por capas. Ya no se trata de un sentido primigenio, claro,
diáfano, aprehensible con las categorías mentales disponibles, que luego sería
oscurecido por la añadidura superficial, no superflua, insisto, de otros
elementos ajenos o discernibles de esa claridad inicial. Se trata, pues, de una
complejidad intrínseca, de una oscuridad debajo o detrás de la cual no se
esconde más que ella misma. El sentido (pienso en poetas como Juan L. Ortiz,
pero la lista podría ser larguísima) es una suerte de borroneo, de vaguedad.
Son representaciones, se me ocurre o arriesgo, que yacen al margen de las
categorías de pensamiento disponibles de quien lee y, quién sabe, de quien
escribe.
La poesía, en general, y simplificando mucho, de Rimbaud
para acá, se ha mantenido en esas texturas. No hay luna y velo. La luna y el
velo son una misma y vaga cosa que se resiste, una y otra vez, a nuestra
vocación de inteligentes. Hablo de un fracaso insistente. De una burlada
tenacidad. De un amor incomprensible.
lunes, 19 de agosto de 2013
salvo el viento
caminar al sentido
del viento
avanzar la palabra
vedar
vadear lo muerto
vadear lo muerto
olvidar el ocaso
cotidiano y suponer
piadosamente
piadosamente
un ocaso al revés cuando despierte
trabajar la palabra
muda
muda
hasta quedar sola
empuñar el mundo en el sonido
o en la letra que se afana
ella nos guarda
ella nos hurta
ella nos peina
salvo el viento
martes, 13 de agosto de 2013
el sitio
si me nada alrededor la bestia blanca
si me atraviesa el cuerpo enfermo la hoja muda que cae
si se me vuelcan los órganos del cuerpo
si rujo a ciegas
si muero mudo
si arrastro en vano
si me pasa un viento roto por adentro desde el cuello hasta
el ombligo
si me sitia el silencio
si me lamen las llamas
si me duelen las almas
si me nada alrededor
la bestia blanca
si me espío y no me veo
si me veo y no respiro
si me sigo y no me encuentro
si me nada alrededor la bestia blanca
y yo me vine así
cansado
vacío
lunes, 12 de agosto de 2013
Poemas de Perico Remón
I
Perico Remón es un viejo pirata de canoa. Viejo, flaco,
largo, solo, Perico sólo roba en el río y de noche. La barba blanca que lo
inviste es el signo que los grandes capitanes de buques consienten, en noches
de luna llena en que esa suave cabellera rala le chorrea y brilla, para arrojar
al río como al descuido bolsas bien atadas de duras galletas. A la mañana
siguiente, y mucho más allá mejor, ese gesto de clemencia se transformará,
ellos lo saben y lo buscan, en su sueño, en un largo batallar de atraco, o en
una aceptación rival de la hidalguía y del coraje, o en una bolsa ya perdida,
cargada de lentas joyas de algún lejano emperador. Y Perico Remón rema, rema
hacia un sitio que claramente, quien haya espiado alguna noche sus viajes
por el manso río, no es un tiempo o un
lugar. Perico rema hacia otra costa. Algunos dicen que está loco, claro, si es
la locura una palabra cara a las mentes precarias. Otros dicen en cambio que no
es del todo cuento que Perico Remón ha sido un pirata bravo en tiempos idos.
Algunos, los menos, dicen que Perico sale a robar de noche, la canoa en el
cuerpo, en estos tiempos raros en los que es tan difícil conseguir un oficio noble
que permita mirar, sin prisa y tan de frente las estrellas.
sábado, 10 de agosto de 2013
El príncipe y el sapo
qué ganas de hacer el amor con un sapito
de restaurar de cerca la historia falsa de mi abuelo
de enloquecerme sin temores de ortografía
qué ganas de sacarme la sed de los charcos
de hacer caca de nuevo
de hacer caca de en serio
de soñar desnudo
qué ganas de venir con sed del barro
de hacerme pis en la cama
de pedir a las patadas
a los bostezos
y tomarme el agua
pero toda el agua sucia de las lapiceras
de restaurar de cerca la historia falsa de mi abuelo
de enloquecerme sin temores de ortografía
qué ganas de sacarme la sed de los charcos
de hacer caca de nuevo
de hacer caca de en serio
de soñar desnudo
qué ganas de venir con sed del barro
de hacerme pis en la cama
de pedir a las patadas
a los bostezos
y tomarme el agua
pero toda el agua sucia de las lapiceras
martes, 6 de agosto de 2013
Las frases
a un amigo
esa frase que llega
que se mastica y se va
como un perro de la calle
que te lame y se va
como un perro de la calle
esa frase gloriosa e inmemorable
a la que no queremos renunciar
que no quisiéramos pasar
pero se va
a la que le hacemos amparo con las manos cóncavas
para que no se apague
para que alumbre o baile
pero se va
lame, suda y se va
como un perro de la calle
y no podemos saber ya quién dejó a quién
quién dejó irse, perderse a quien
quién dejó que nos apagáramos
quién nos cerró la puerta blanca
quién no nos subrayó lo sufuciente
porque después de oler los pies se fue
nos lamió y se fue
como un perro de la calle
esa frase que es parte ya de un patio grande
oscuro y grande
un patio cada vez más largo
conforme pasa el tiempo
y las frases
que se llama olvido
domingo, 4 de agosto de 2013
el salto
despertar de un silencio
mudo
a otro silencio
desplegar los trapos al aire
en un río hermoso y sin viento
desvelarte de un sueño
neutro
para otro sueño
la vigilia está en la otra cama
me dijo
y en la otra cama no hay tiempo
la nada es un camino arduo
me dijo
un sendero bifurcado hacia un jardín de nada
las cosas están en otra parte
me dijo
y la otra parte es la que falta
no crece el pasto
me dijo
no crece el pasto ni crecen las rosas detrás de la ventana
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