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jueves, 27 de diciembre de 2012

la sangre vidriada

apenas
como fugada raíz o rama
roja
en el borde interno del ojo
justo antes
del comienzo de la mirada
o en torno
se extiende o se evade
o empieza a perderse una sangre vidriada
una desviación
un corte anatómico o un síntoma
al borde del espejo
roja
una rama nacida que no puede verse las hojas
que empieza y se queda
más que muere
se deja
que ni cae siquiera
ni se interrumpe ni acaba
que queda
una sangre que vino de adentro
delta
o nació de las pastillas
sangre
del alcohol o del cansancio
derrame
de un libro más
o de un río sin raíz
sin árbol
o que él mismo es la raíz
acaso
y el río un espejo
lánguido
rectángulo crecido en el living o en el baño
sin pie
que por más que me he derrumbado frente a él
toda la vida
jamás
nunca me ha visto caer

viernes, 21 de diciembre de 2012

Flota como yo una boya


Fue cuando me quedé sin habla que pensé en cambiar de cansancio.
Ya ves, quedé mal escondido.
Las piernas en cambio que bajan las escaleras no llegarán a ser mujer.
Tal vez.
Quedarme con los labios de cera no fue tan triste como humillante.
Ya ves, me desperté con la boca dormida. ¿Me ves?
Quiero sexo. Pero del bueno. Del otro lado del tapial.
Supuse que los hombres malheridos traían una bala desde la cuna.
Y así es. Así es.
Soportar la esperanza es lo que me aterra. El peso de la tardanza.
Fui cordial con Dios cuando le conté que había muerto sin pena ni gloria.
No quise herirlo en Su Soledad. No fueron tan breves las mariposas.
Ni tan altas.
Necesito dos pechos grandes que me traigan mi efemérides a la cama.
Leer el diario de mañana.
Fue cuando me quedé sin cuerpo que me puse a inhalar.
Y dejé de respirar. Vivir con esfuerzo.
La mente carece para siempre de cosquillas. Y de olor en los pies.
Lamento haberte arrojado al mar. Creéme que lo lamento. Es el precio.
No soy culpable de todos mis homicidios. No me lo van a hacer saber.
La lengua que lamía los helados en la Plaza Raimundo Salazar. Esa.
Ahora crece. Para adentro. Delgadita. Simétrica y sosa.
Flota como yo una boya. Como una boya flota.
El día que me quite la vida no podrán tirar mi carne al río. Ni al mar.
Eso de algún modo es un alivio. Un consuelo.
Coger es la osamenta de todas las cosas.
Una nostalgia boba.

domingo, 16 de diciembre de 2012

El primer hombre


Hubiera bastado observar la ínfima línea de luz azul, la opacidad agrietada en el punto más bajo hace instantes linde inamovible entre el suelo y el pie. Hubiera alcanzado descubrir la superficie cutánea rosada o marrón deslizarse lentamente hacia un sitio ignorado pero ajeno o rebelde a la ley de gravitar. Hubiera sido preciso nada más notar la lenta sombra de la planta de un pie arrojada sin violencia o recién creada sobre el suelo en que recién reposaba o sólo no existía. Hubiera sido necesario apenas mirar más grande luego y descubrir el empeine venoso contornearse persiguiendo sin prisa un movimiento ligeramente antinatural. Hubiera sido suficiente observar el talón despegarse y ampliar la franja de luz azul horizontal trazada y crecida entre el suelo y la planta del pie. Hubiera bastado detenerse en los dedos postergados y ágiles ascender sin esfuerzo ni prisa hacia un lugar descolgado del suelo contra el aire que no se ve. Hubiera bastado nomás entender esa franja larga y blanca de luz, ese gradual aleteo de la línea del arco, la curvatura siempre nueva de la luz, los dedos arqueados y ágiles, el talón en ascenso, hubiera bastado para hacerse de una verdad hasta entonces insospechada. Imposible. El hombre había aprendido a caminar.

sábado, 15 de diciembre de 2012

en lo blanco


tapar llenar o cubrir
teñir
invadir
en lo blanco
lo inédito
cerrar
malherir
discurrir
en lo abierto
entretener o descuidar
maltratar
o adorar
lo huérfano
prolongar callar o clausurar
lo suelto
lo inhóspito
lo incierto
encerrar o absolver
lo díscolo
perpetuar
lo ínclito
o hablar
lo muerto
darle brillo o reducir
lo opaco lo manco
nombrar
sincerar blanquear o falsear
la grieta
la llaga
ahuecar
tapar llenar o cubrir
descubrir
lo blanco
con muecas
ser absurdo
a tientas
mirar
a sabiendas de ser ciego
y mudo
decir
imprimir
sobre todo
con nada la nada 
última
la íntima
la única
sobre nada la nada
desterrar o darle alojo
en el cuerpo a las hojas
al grano de arena 
en los ojos
ocupar
deletrear
o deshechar
la necesidad
la dicha
adherida
la oscuridad
perpetua
invisible sitiarla citarla
o matarla
si es preciso
para que digo
para qué 
digo
para quién
escalón por escalón 
dar por fin con la escalera
que sube
que sube y que baja 
a la profundidad a la eternidad
alta
a la hoja mustia de laurel
mustio
al corpiño
de lava
de láudano
murmurar querer o desear
o desdeñar 
el opio de los pobres
a un lugar
ir
y estar
quedarse y estar

olvido o castigo
repito
lo blanco o lo sucio
lo pulcro
repito
hoy es esa la cuestión

miércoles, 12 de diciembre de 2012

La literatura


a Juan Bautista Duizeide 

todo lo que del barco no se ve
los globitos del flotar
la ola que no avanza aún
el aire que falta
la parte mojada del remo
la fuerza que lleva y guarda
todos los ahogados
los millones de litros de agua en sombra
la mayoría del mar
el viento que pasa por adentro
la lluvia que no llega
la caricia vertical
el murmullo inaudito
la sombra inédita
la furia que llega mansa
los peces mal domados
el sol a la noche
todo lo que duerme
la íntima respiración
los cables atados al fondo
el mundo submarino que crece a la sombra
la imagen invisible de un incesante pez
los timones que no están
las velas que no están
las rompientes que no están
lo invisible a bordo
lo que del río no se anota

todo el resto es la literatura

sábado, 8 de diciembre de 2012

Autonomía de la sombra II


Volvió el sol a exigirle una sombra. Lo iluminó de frente, con lo cual, la sombra saldría de su espalda. Esta vez, sin embargo, prefirió caminar en contra de su dibujo en el suelo. Fue hacia el sol que se ponía ya, como siempre, en el Oeste. Era el ocaso. Sabía que su sombra haría lo mismo, pero en simetría, por el camino inverso. Se conocían. Por la calle que da a la Cruz de Manuel, vías adentro, fue alejando su cuerpo del punto justo en donde su sombra y él comenzaron a olvidarse. Ella haría lo mismo, lo sabía, pero a la inversa. Quién se alejaba de quién, pensaron. Porque amén de alejarse una del otro, amén de caminar por senderos ajenos, amén de criar sombras nuevas el cuerpo, y cuerpos nuevos la sombra, amén de la equidistancia larga de la partida, amén de tener la mirada puesta en horizontes diversos o antagónicos, incluso, amén de casi todo, repito, de casi todo, ellos nunca dejaron de pensar lo mismo.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Autonomía de la sombra


Eran las tres de la tarde, como siempre, y al sol lo tenía de frente. Dibujándole, camino a su cara, una línea oblicua, apenas en descenso, amarilla, cortada en su cara. Dio media vuelta. Ahora el sol le exigía su sombra. Pendiente de sí mismo, ahora, caía un cuerpo negro, con sus dimensiones relativas, prologadas, contra la lisura celeste y gris del asfalto. Se vio triste, ambiguo. Lentamente, con algún asombro, descubrió la autonomía progresiva del dibujo humano en el suelo. No se asustó. Más bien se fue a recostar sin miedo debajo de unos árboles que lo conocieron. Su silueta azul, verde o roja, según la cosa contra la que se refugiaba, fue seguida por millones de ojos en todo el pueblo. La vieron asistir a cuanta fiesta se hizo en su honor. La corrieron en vano. Le preguntaron y les mintió. Y no se la vio más. Tiempo después fue a recostarse debajo de unos viejos árboles. Un hombre que no la esperaba la sintió saltar como un perro sobre su cuerpo. Las intenciones eran buenas. Pero era de noche, tarde, y el cuerpo se desvaneció.

jueves, 6 de diciembre de 2012

La experiencia


Hacía tiempo. Frente al Parque Castelli estacioné el auto y me puse a esperar. Recliné el asiento y me dormí. La radio estaba encendida. Cuando desperté el tiempo había pasado demasiado y entendí que ya era tarde. Llovía. Volví a casa. En un rectángulo blanco me puse a pensar.

martes, 4 de diciembre de 2012

sin ser del todo un acaso


a pesar de la vida
que llevo adentro los árboles
crecen
se engullen las mariposas los sapos
vuelven
se regeneran
las sombras
que llevo afuera la alondra
existe poco y a veces
sin muchas ganas se duerme
reniega
sin ser del todo un acaso
se integra
deviene pájaro y todo
se funde
con todo
se enferma
sin cesar de los álamos
vuelven
con el sol a dar sombra
proyectan
sobre el pecho del campo
desierto
no me puedo fingir sin ser algo
algo
no me puedo escribir del todo ni tanto
sobre un canto
ajeno
solo puedo rellenar este ritmo
tonto
bueno
que viene solo y de lejos


sábado, 1 de diciembre de 2012

11 de junio de 1812


en conmemoración de un día fundacional

hubo un 11 de junio de 1812
triste como nada
una saliva que se guardaba
o se podría
en tinta
muerta
hubo un 2 de junio de 1951
también
día de la lengua
con escarcha
podrida y barro
día de la cruz
hubo un día incierto del año 2003
también
triste como todo
una búsqueda vana de la palabra hablada
y nada
día de la mudez
y la ficción cantada
la gloria
y la fatalidad de ser una cosa hecha de frases
hechas
hermosas
quedarse dormido porque la lengua
no es preciso ya que se mueva
si ya
volverse muerto o renacido
muerto da lo mismo
si ya
un hombre sin saliva es un hombre inédito
he dicho
hecho y deshecho sintácticamente
en gotas
más o menos bien qué importa
en botas
gramaticalmente más o menos mal
qué cambia si ya
si ya
si ya no hay garganta detrás de la lengua
hubo un 11 de junio de 1812
si ya no hay furia detrás de la letra
hubo un 2 de junio de 1851
nadie sabe de la facilidad
y un día incierto en 2003
la felicidad de la lengua afuera
los días venideros
el único trozo de carne imprescindible
los que recuerdan
la única tinta que escribe para adentro
sola
dice 
necesariamente
“si ves al futuro dile que no venga”