Nació con un vestido verde, floreado,
en el parque San Martín,
en un banco de piedra, algo húmedo aún por la lluvia,
a las siete en punto,
en el borde mismo de la tarde,
nació con las piernas hermosas, doradas,
bajo la falda,
con el pelo parcialmente recogido,
rubio rizado,
muy consciente del dibujo perfecto en su rostro,
en su frente,
y en los caminos mojados de la plaza, luego,
sobre las agujas secas
dispersas de las casuarinas,
amarillas ahora,
nació con las risas moderadas
de lo que no se quiere mostrar del todo,
pero se deja entrever,
quizás con cálculo,
en la boca perfecta y en los ojos color caramelo,
que miran y piensan,
y por eso nunca miran del todo,
jamás miran del todo,
nació luego en las costas del río,
a media tarde,
entre una multitud de gente que hacía otras cosas,
y los sauces llorones y los ceibos
y los altos eucaliptos asimétricos,
y los peces blancos insensibles ya en el borde oscuro del
agua,
nació con anteojos de sol,
ya sin dar lo que los ojos siempre y aún sin quererlo
han dado,
nació con un abrazo tembloroso, apenas cálido,
al borde quieto del agua,
cargado de un antiguo miedo,
vacilante, inestable, perplejo,
apenas profundo,
nació como un brote nuevo sobre un dolor mal sanado
de un mundo anterior,
siempre reciente, aunque repetido, viejo,
nació con los colores conocidos del río,
con su olor a tiempo triste,
abandonado,
con los barcos grandes quietos a lo lejos,
el cielo celeste
y el sol ablandándose de a poco en la espalda,
en los huesos,
extendiéndose sin dirección,
perdiendo intensidad,
como quien y sin voluntad, se va diluyendo,
y los gritos de las ranas del río,
y el primer perfume que nos llega de otro
(eso que pasa una sola vez,
para ser luego la forma sensible de un nombre que está
cerca),
nació con el miedo natural de un niño en el centro
impredecible del bosque
que se sabe ya perdido,
nació con un marco sutil de sombra traída de lejos,
nació risueño, esperanzado, con decisión,
quizás más que con fe,
con una emoción quizás calculada,
nació como el hijo destemplado de un pasado tenaz,
irremplazable ya,
nació infeliz, aparente, superficial,
nació en mis manos,
yo estuve ahí, lo vi nacer,
nació con las semillas de lo muerto.