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sábado, 21 de diciembre de 2013

en la parte que de mi nombre sobra

a Jorge y Cecilia, que me vieron nadar

en la parte que de mi nombre sobra
mi nada
lame
vuela o me precede
pasa en todo caso
me inviste de amapolas
o de algas
como a un célebre poeta español
que también celebró su deceso en el barro
hurra vivan las palabras que me sobran porque me hacen repito
vivan las palabras que me sobran porque me hacen
y yo soy mi vestidura
siquiera
mi esqueleto ni yo uso
ni yo uso las entrañas
todo nada afuera adentro nada
quizá porque ni siquiera la certeza
acaso pues ni tan solo la sapiencia
tal vez llega como verdad pues detrán ni debajo hay nada mucho
poco hay detrás del acaso pero es honesto
salir desnudo hasta donde los pudores aguanten
con quién hablás cuando te escucho el habla
a quién oís cuando te hablo el habla
que la cultura es una tela con que visten a los muertos
mortaja
que civilizan a los monos con libros de plomo y balas de papel de biblia
que no quedo cuando voy no quedo cuando voy no quedo
a veces digo una verdad y me arrepiento si total
quién dice yo cuando me escribo esto
quién va a dejar de ser dios para leer estas palabras
quién va a dar carnes a las sombras
acaso
la parte que del nombre sobra
sea esto
¿poco?
qué solos

qué pobres se quedan los vivos y qué ciertos

sábado, 14 de diciembre de 2013

Carta a los dolientes

a mis deudos

estimados dolientes
les escribo para decirles que he muerto un poco
suavemente
nada de qué preocuparse
algunos dicen que no es para peor
algunos incluso afirman que sería para mejor
claro que dejaré de escribir pero eso no puede preocupar a nadie
tengo casi todo inédito
no sé cómo decirles sin sorna que no hay metáfora
que la metáfora es la otra
la muerte que no se va
esta mía que quizá ya ha empezado no es irreversible
apenas dolorosa
pero insignificante
las páginas que no he escrito
no hubiera podido escribirlas de todos modos no hay que dramatizar
las que he escrito han sido las mejores que he podido escribir
las que he publicado quizá también
no sé en verdad entonces para qué comonico el deceso
creo que es pura vanidad
pero la vanidad sí que es irreversible como el cáncer de uña
ah... y témanle a la claridad
ella también es irreversible

domingo, 8 de diciembre de 2013

y dios me va a preguntar

y dios me va a preguntar
qué hacía una tarde como la de hoy
cambiando tilos por hombres
en una calle sin curvas de la ciudad de lápiz?
y dios me va a preguntar
por la vida que llevamos
cada tarde cuando pisamos
la ternura por amar a gatas una enferma soledad?
me va a preguntar cuánto fumo
cuántas pastillas necesito
para estar despierto
soleado
entre gente que me habla despacio y raro?
me va a preguntar el nombre
el teléfono
los ojos que tuve
las mujeres que quise y los hombres?
sabrá dios que no hay manera posible de esquivar la calle que traza?
sabrá dios que es dios porque no ha podido ser otra nimia cosa?
conocerá dios la nula importancia de llamarse cristian
una tarde como la de hoy
en que como ayer fue tarde
que ayer fue tarde
como ayer?

lunes, 2 de diciembre de 2013

El sitio

a Matías, que de haberlo leído habría entendido


Fue verdaderamente una pena. Un simple incidente callejero devenido en tragedia. Te corrés de ahí, le había preguntado ella. No puedo, se sinceró él. No puede ser que no puedas, insistió ella. Las cosas son así, se disculpó él, la verdad, la única verdad es que no puedo. Y el diálogo continuó así, con variaciones, unos diecisiete, dieciocho años. Hubo respiros, pero se pudieron contar más ahogos. O es que los ahogos son más duraderos. A nada llegaron en el juicio. Él le dio lo que tenía, casi nada. Ella ganó lo que quería, su derrota. Ayer pasé por el lugar del hecho. La fila no había avanzado casi nada en los últimos tiempos. Él está viejo y con la barba crecida. Ella está divina cuando mira alrededor o sabe que alguien la mira. De noche ella es tan triste como él. El tiempo no pasó en vano. Lo que se fue en vano, sí, fue el espacio. Él jamás pudo moverse de allí y se le notaba la sinceridad en el rostro de un pasado esfuerzo y una incesante derrota. Fue en verdad una pena. No sé si grande, pero sí poderosa. No tuvieron hijos para nada. Ella se compró un perro que pasea todas las mañanas, descalsa, delante de él, tratando de no enredarse con su barba de años. Él pasea su desconcierto, quieto, por las inquebrantables calles de la ciudad de La Plata.


domingo, 1 de diciembre de 2013

El retiro



Precozmente se retiró de la literatura.
Tanto que ni siquiera aguardó la gloria
Ni la aparición de sus Obras Completas.
Tanto que ni siquiera aguardó la celebración de su primer libro de cuentos
para retirarse de la literatura.
Se retiró incluso antes de la escritura de su primer poema.
Antes de la reescritura incluso de su partida de naciemiento.
Dicen que fue una pena
pero lo dicen sin énfasis.
Lo hizo debajo de un ceibo cuya flor empezó a esperar sin prisa.
Se retiró a tiempo saben.
Apenas antes de ingresar en la ficción de su existencia.