Pienso en las baldosas amarillas, desgastadas, del patio de una escuela,
pienso en un fresno impreciso en la calle tras una ventana
con niebla,
pienso en el sol extenuante, lujoso, que no molesta,
pienso en la cara luminosa, la cara más luminosa que alguna
vez he mirado
como si llevara toda el alma en ella,
pienso en los mismos pájaros, sé que no me equivoco, en los
mismo árboles,
en los que ella piensa,
pienso en la lluvia cayendo en el aire como quieta,
pienso en un mundo que me sobra en tardes como esta,
pienso en un pasillo solitario donde tuve la gracia de estar
cerca,
pienso en un cielo limpiamente recortado por un arco de
piedra,
pienso en el agua caída, entregada, aunque no puedo ver lo
que refleja,
pienso en una casuarina, claro, y en la sombra de una
casuarina
y en un grupo de sillas en ronda imperfecta,
pienso en todo, y a veces es mucho, lo que a la tarde
regresa.