he conducido ya más automóviles que caballos
he asistido a menos puestas de campo ya que en la ciudad
he procurado seducir ya a más peatones que jilgueros
he respirado menos bosta ya que perfume que quien sabe si fue francés
he leído más libros ya que huellas de idos terneros
he andado menos descalzo ya que en zapato y pantalón
la tierra, pienso, el pie, me ha quedado lejos, ya
sin embargo
de a ratos me nace un grito
o aullido
que busca ser cimarrón...
claro que la ciudad tiene sus modos
y entonces un silencio que fue prometedor se calla en la
nítida palabra
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