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martes, 22 de septiembre de 2015

El caburé

...
al día siguiente 
el caburé 
ya no era el mismo. 
Su voz había degenerado 
y su mansedumbre se había trocado en ansias incontenibles de crimen. 
Ya no cantó más para embelesar a las avecillas de Dios 
sino para elegir su presa. 
Este cambio 
psíquico 
trajo también 
lentamente 
su cambio físico. 
El caburé, pervertido, criminal, maldito 
perdió sus hermosas formas 
tomando aspecto vulgar. 
Pero las humildes avecitas de la selva 
por efecto 
todavía 
de aquel influjo 
mágico 
que Tupang le dio 
acuden a su llamado fatal
donde pagan con la vida su devoción a la melodía y la belleza.

(Extracto de una fuente cualquiera)


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