a mi abuelo, cuya prosa busco
Una vez me hice una propuesta. Escribir una autobiografía
usando solamente palabras de Borges, cuyas obras completas llegué a conocer, de
manera natural, casi de memoria. Al término de las primeras páginas la empresa
era exitosa; sin esfuerzo hablaba de mí con las palabras del otro; pero la
sensación que me dejaba la lectura era a la vez reveladora y espantosa. La vida
que quedaba articulada en esas páginas coincidía, de cerca, hecho por hecho,
fecha por fecha, imagen por imagen, con la vida que yo me había propuesto figurar, la mía.
Vista de lejos (o, quizá lo que es lo mismo, con mayor profundidad), esa vida
era, esencialmente, la de Borges.
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