Imperfecta,
como las montañas de la luna que vio Galileo,
cambiante, abierta,
como el mundo sublunar que despreció un filósofo griego,
pequeña,
como la hierba diminuta que pisan bajo el sol las uñas de un
benteveo,
imborrable, eterna,
como una huella hundida en un sitio al que no llega el
barrido del tiempo,
íntima y ajena,
mágica entre las cosas, Macarena, así te veo,
y secreta,
como un sol perdido en el centro del cielo.
HOLA,mucho tiempo sin leerte,estoy gratamente sorprendida por la magia de tus letras.Un abrazo del otro lado de los Andes.
ResponderEliminarHola! Me alegra mucho saber de tu agrado. Gracias!
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