Hábleme de Dios le dijo
No tengo palabras
Hábleme del Cielo después de la Tierra
Le dijo no tengo palabras
Hábleme del sol una mañana de verano allá en su pueblo le
dijo
No tengo palabras
Hábleme de un sauce, de un tilo, una zamba lenta
No tengo palabras
De una vaca sobre el pasto agachada
No tengo palabras
De una caída de sol en invierno le dijo
De un día cualquiera en su vida
No tengo palabras
De un auto pasando
Del aserrín de las madereras
De una estufa del viento de la leña
No tengo palabras
Del tiempo del bueno o del malo
De cualquier cosa de la que ya haya hablado
De un pueblo de frontera
Hábleme de lo que quiera, le dijo
No sea cruel
No sea inhóspito
No nos quede sin nada
No tengo palabras...
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