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miércoles, 23 de julio de 2014

los trabajos y los días


cuentan 
que el día que nací
no hubo signos ni prodigios
fue una mañana cálida de hospital
la enfermera que me vio una vez no me vio más
la noche no se hizo milagrosamente en pleno día
no brotaron araucarias surreales en los cielos del parquet
no hubo ángeles ayunando en la llegada
no hubo hadas irisando la partida
cuentan
que el día en que moriré
nuevamente
no habrá signos ni prodigios
el mundo ha sido justo 
creo
el mundo ha sido cauto en no hacer gestos que tarde o temprano hubiera tenido que desmentir

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