En una cruz del camino, en el pálido desierto, previsiblemente el zorro y la hormiga se cruzaron. La hormiga, mecánicamente, con abandono casi, arrastró sus futuros ardores hacia su pasado más irrenunciable. El zorro, en cambio, se quedó argumentando febrilmente a favor del camino que él, razonablemente, iría a tomar. Él siempre tendrá la razón, pensó apenas la hormiga, jamás el sentido.
Genial!!!!! Casi como un hombre y una mujer.
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