y después de todo nada
antes, una fragancia
una garza sedosa echando el vuelo al aire
un espejismo de flora
una sirena venenosa
mar
después ni el silencio de antes
nada
ni una rada en donde amarrar las velas
ni una lágrima en donde mojarse los ojos
ni una rama en donde frenar el rumbo
ni borda en donde dejar caer el oro
nada
después de todo nada
antes, una vela llamativa de presagios
una promesa de relámpago
una constelación con forma de ala
una estrella vertiginosa en el cielo
un camalote para derivar el agua
un aserrín para encender el fuego
oro y río
y después de todo nada
nada
un tiempo escurridizo y nimio para borrar hasta el recuerdo
un brillo doloroso y falso en cínica retirada
un teclado en donde tipear lo ido
lo obscenamente buscado
una isla del tesoro perdido
Hola Cristian, me gusta mucho tu literatura, creo haberte leído como columnista o en Heliconia.
ResponderEliminarHola, Ada! Me he puesto a revisar y encuentro comentarios que nunca había leído. Gracias!! No, debe haber otros que se llamen como yo. Beso enorme!
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