Me pasé la vida arrojando piedras del otro lado del cerco.
Sueño con escuchar un grito una noche.
Uno que cae herido, y otro que apenas se salva.
(Damián Daussen)
¿Hay alguien ahí?, probaba Báñez, ¿Hay alguien ahí?, insistía, ¿Hay alguien ahí?, gritaba angustiado... y no preguntó más.
¿Qué se habrá respondido el gran Gabriel? ¿Por qué siguió escribiendo si no tuvo respuesta? ¿A qué silencio le habló? ¿Con qué gesto quisimos responderle, calmarle la ausencia? ¿Quién de nosotros estuvo ahí para decirle sí? ¿Con quién se encontró del otro lado de la cisura del libro? ¿Quién abandonó la loa o la diatriba para decirle sí, acá estoy? ¿Quién le dio la bienvenida, es decir el sentido? ¿Con qué eco repitieron su nombre nuestras cuevas? ¿Quién supo de él? ¿Quién le quitó la vida a la palabra alma? ¿Quién tuvo su libro en su cama? ¿Quién lo tuvo consigo en el living room? ¿Quién buscó la mueca o la aceptó? ¿Por cuántos agujeros nos dejamos filtrar el vientre? ¿Quién quiso y quiere? ¿Cuántas veces se habrá muerto? ¿Quién sabe si existió? ¿Quién lo busca? ¿Quién lo atrapa? ¿Quién se dejó puestas las balas? ¿Por qué? ¿Quién oyó esa biblia? ¿Quién tomó sus muestras de sangre? ¿Quién leyó a Gabriel Báñez?
gracias cristian !! no sabes cuanto me llego este texto con las mismas angustias en lo que es de gabriel y hay alguien ahí ?
ResponderEliminarhe leido a gabriel bañez, he amado a gabriel bañez.
y nadia sabe cuanto me falta
gracias cristian !