Soy flecha. Busco un punto redondo en la distancia. Alguien tensa el arco que me dispara. Alguien oscila sus brazos en busca de la puntería. Alguien tiembla. Alguien me suelta. Alguien me observa. Alguien me cree. Alguien me olvida. Soy flecha. El aire grita o sueña. Yo me distribuyo por el viento como una sorpresa. Participo del mundo con la fugacidad del trueno. Llevo en mí un vértigo. Es inútil ya que me detenga. Soy flecha. Hago crecer ondas leves en un cielo próximo. Hiero. Perforo. Paso. Rápido se borra mi huella. Soy flecha. Voy hacia un círculo pintado que no elijo. Me alejo de la mano que me sostiene. Me acerco a la ajenidad que me desconoce. Soy flecha. A veces creo que no soy yo la que marcha. Que es un círculo lejano el que me llama. El que me obliga. El que me lanza. Soy flecha. Nadie sabe cuántos círculos he manchado con mi óxido. Nadie sabe cuántas veces me he perdido. Nadie sabe cuántas veces ni siquiera he partido.
Otra maravilla que en esta tarde de congojas y honduras me hace pensar en un retrato de mí misma. Perdón por identificarme tanto.
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