A Silvia Arias
"La clave para una buena vida suele ser una buena puntuación"
"La clave para una buena vida suele ser una buena puntuación"
Adolecía de una necesidad abstracta de escribir, de usar las
palabras que lo recorrían para cubrir el espanto de estar virgen siempre, para
cubrir con polvo lo que el silencio quería derramar con cera. Quería cerrar con
gotas las puertas del océano, pulsar una cuerda cualquiera de la guitarra para
que algo existiera. La nada sin embargo le avanzaba sin espacios como una
sombra blanca por el cuerpo. Le reptaba un secreto vacío sobre el infinito del tiempo.
Un solo paraguas había inventado para ese viento. Y cada vez que lo abría como
un camello se sentía desierto. Cuánto falta doctor para la cura, dijo una vez
en un sueño. Conocía las pausas del silencio. Por eso le entregaba al mundo sus
dedos. Sus pastillas, sabía, no dejaban huellas. Su espejismo era un dibujo
ordinario sobre tela. Una vibración minúscula en una espera grande de tormenta.
Su sueño duraba poco y no era bueno. El uso de la palabra era su puntuación. Su
sintaxis de seda. Mataba a los muertos con un revólver de viento. Amaba morir
de nunca. Pausaba con voces la íntima quiebra. Sembraba barcos con una coma en
el océano.
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