Reparo sin esperanza en la franja dura entre la foto y la
lluvia que no se mueve. Lluvia. Eso muestra o deja ver, o permite, o habilita a
creer la foto, pero mi cuerpo resiste seco, intactas las manos y sin mechones
negros el pelo. La franja se me hace por momentos tangible, inobjetable, pero
no es eso cosa de la foto, creo, ni me es cosa, tampoco, que se me haga en el
cuerpo. La franja es el espesor consustancial, pienso, la distancia sólida e
insalvable, marca o muestra del fracaso constitutivo de la toma, o del éxito,
según se vea. La franja es el vidrio irrompible entre el agua alta y la mano
seca abajo, aunque cóncava y deseante como cántaro. No es la lluvia la que cae,
pienso, porque el agua en el aire yace quieta. Me pregunto qué vincula la gota
detenida en mi retina y en la imagen y el sentimiento seco e ilógico de, sin
embargo, estarse mojando. Cuál es la ventana fina o larga que deja pasar por
los poros del pasado retenido en geometrías resquicios, esbozo o chispa de una
lluvia inalcanzable, quizá irreal. Cuál es el filo que cruza la franja ¿Lo hay?
Está en mí, pregunto, en la foto, pregunto de nuevo, entre ambos, digo, afuera
de todo, me resigno, y sigo. La verdad es que en mi patio, ahora, también
llueve. Estoy seguro de algo. Afuera llueve. La foto está adentro, sobre la
mesa. La franja me preserva, me excluye o me contiene. La franja me permite. Pienso
en el hombre que un día dejó sentenciado ese tiempo. Me pregunto si le habrá
sido necesario o absurdo el paraguas. La foto es nimia. La lluvia afuera también
lo es. Lo único franco es la franja. Pero no alcanza. Dejo mi cabeza muerta. Escondida
entre los brazos flojos sobre la mesa. Cierro los ojos, respiro y soplo. Hay
una cosa insoportable. Es la pregunta por el sentido.
No entiendo esta frase:
ResponderEliminar"... ni me es cosa".
Está muy bien argumentado pero esas cuatro palabras me repican.
Un beso
Amalia
http://amalialateano.blogspot.com