Coger es la medida de todas las cosas. Coger es la medida de todas
las cosas, encontré como epígrafe de un fragmento de texto de mi abuelo. El
texto, recuerdo bien, se llamaba “La prosa” y, si bien no lo pude descifrar en su momento (y
quizá tampoco ahora), siempre sospeché que ese epígrafe era un poco la clave de
toda la obra de mi abuelo, incluso la no lieraria. Cabe aclarar que la palabra “obra” en el caso de mi abuelo es
radicalmente inexacta, al menos si le atribuimos a ese ampuloso sustantivo los
atributos de “completud”, “direccionalidad”, “organicidad”, etcétera. De todos
modos, y quizá porque mi juicio esté viciado por el afecto retrospectivo que
siento por mi abuelo muerto, yo no descarto en ella algunas constantes, algún fuego
nuclear que persista más allá o más acá de las esquirlas.
Coger es la medida de todas las cosas, cómo olvidarlo. Yo tenía trece años y me
masturbaba seis veces por día. Pero el texto no era lo erótico que yo ansiaba.
Las palabras que llenaban sus párrafos hablaban de otras cosas, tan
lejanas al sexo como aún lo estaba yo. Qué quería decir con eso de que coger
fuera la medida de todas las cosas. Por qué escribía esa palabra mi abuelo, que
siempre se mostró verbalmente tan pudoroso. Por qué dejó que su nieto aún pequeño
lo leyera. Ese día me masturbé sin descanso. Me quedé vacío. De sentido y de
sentidos. Quedé angustiado mudo por todos lados. Sentí que me había vaciado. Por qué había dejado
esa suerte de testamento anticipado en su mesa de luz si sabía que yo todas las
mañanas cuando él se iba para el galpón con sus ruedas de sulki, yo leía sus
papeles. Esa noche me quedé despierto y la siguiente y casi todas las demás.
Jamás un grito o un gemido de mi abuelo o de mi abuela en el cuarto contiguo. Cómo podía
entonces ser coger la medida de todas las cosas. Hoy, aunque sigo sin
comprender aquel epígrafe y el texto sobre la prosa que lo sucedía, siento que
estoy más cerca de él y de sus sentidos. Hoy, mientras escribo estas prematuras
memorias, presiento que sí, que quizá coger, sea lo que sea coger, sea lo que sea mi abuelo, sea lo que sea la prosa, coger es la medida
de todas las cosas.
Guauuuuuuuuuuuu, ¡qué destape! Ya estaba empezando a creer que era cierto lo que pensaba: escritor platense tímido, introvertido y pudoroso.
ResponderEliminarTodo es cierto, Liliana.
Eliminarahhhhhhhhhhhhhh, tu abuelo !! ♥♥♥
ResponderEliminarme encanta ! que escritor, cristian ! no tu abuelo, pero vos ♥
Gracias, Irene!
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