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jueves, 12 de abril de 2012

La piedra

Como figura de la balística, la piedra, bien o hábilmente usada, puede llegar a lastimar, lamentable o felizmente, a un pájaro a cierta distancia, a un animal si se nos acerca o nos acercamos a ál, e incluso a un hombre si no sabe o puede o quiere defenderse de ella. La gravedad, agudeza o tamaño de la lastimadura no necesariamente estarán vinculados a la gravedad, agudeza o tamaño del disparo producido. La relación entre la piedra y la superficie impactada es ciertamente más compleja. Se tiene registro de palomas ligeras o blandas apenas heridas por grandes y sofisticadas balas así como de grandes bestias vulneradas mortalmente por el impacto certero de pequeñas o débiles piedras o fragmentos de ellas. Otra particularidad de la idiosincrasia de la piedra en su expresión de proyectil es su direccionalidad o intencionalidad. La experiencia indica que una piedra arrojada con honda o mano a un gorrión subido sin elegancia a la canaleta de un viejo galpón puede ser la causa de la muerte o la lesión variable de un jilguero cantor ostentando su plumaje rubio en el cable más alto que lleva, trae o permite, mejor, la luz. Algunos hombres de ciencia se interrogan acerca de la posibilidad de que la herida producida, generada o inducida en un canario, pongamos por caso, o un hombre desprevenido, tenga alguna vinculación más o menos directa con la mano que la suelta, más allá de los factores antes mencionados del tamaño, la velocidad, la forma, la textura, de la piedra y de la piel que la recepta, o el roce sufrido o gozado en el camino a su blanco. Otros andan por otras aristas más oscuras de la investigación. Una sola pregunta se hacen hace siglos. De ella se desprenden varios enigmas en los que los hombres se regodean. Qué tan inútil o absurdo resulta arrojar una piedra contra un ser vivo. Por qué no arrojarla al cielo cuando nadie pasa. Por qué no llevarla en los bolsillos. Por qué incluso no jugar a la payana. Dibujar en las baldosas. O hacer sapitos.

1 comentario:

  1. ¿No queda mejor "recibe" que "recepta"? ¿Por qué buscar palabras artificiosas cuando hay otras mucho más comunes que dicen lo mismo? ¿Cuántas veces no podríamos reemplazar "problema" por "problemática" dejando limpio el discurso y no con esa sensación de Mc Donnald's que dejan esas palabrejas artificiadas? Digo, opino, no soy la verdad...

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