A Anna Feuerberg, porque cree
Fue a la sombra venerable de una higuera. Yo me vestí de vos
para ser todo lo que quería ser sin mí. Vos te dejaste vestir de mí porque
sabías que no eras yo sin vos. No crecía el pasto entre nosotros. Nada. Unos
higos nuevos y caídos daban periódico relieve a la planicie. Yo conocí de a poco un
cuento de hadas cuyo género no quiero aún develar. Vos me viste cerrar los ojos
y partir hacia un lugar antiguo y futuro que no creías más miserable que el sol
que de arriba de la planta nos asombraba. No fue un solo pájaro el que nos
despertó del miedo. Tampoco del amor. Dale que me quedo sin mí me diste por
respuesta y yo no me quise desvestir. Pude sentir las primeras ráfagas de sol
adentro. E irse. Pude saber la voluntad de un dios. E irse. Finalmente me quedé
más solo que la higuera sobre la piel sensible de nuestras cabezas. Te dejé el
corazón pegado a la ropa cuando me fui. Me fui desnudo. Como llegué. Como
seguí. Como me voy.
Muy hermoso.
ResponderEliminarCada vez que lo leo me conmueve más...Es tan bello!
ResponderEliminarMil gracias, Cristian, por tu sensibilidad y tu amistad.
Éxitos, saludos y bendiciones!